Familia, Cultura y Desarrollo
La familia se define como la unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia en común que se quiere durader, con sentimientos de pertenecia y compromiso personal con relaciones de intimidad, reciprocidad y depencia. (Palacios y Rodrigo, 1998)
Atendiendo a la definición de Rodrigo y Palacios que encabeza estas páginas, para que exista la familia no son necesarias relaciones de consanguinidad, ni un número determinado de personas o la diversidad de sexos, sino en proyecto común y afectividad en la interacción.
La familia es una construcción social que cumple unas funciones de protección, socialización y desarrollo de sus miembros, por este motivo cambia y se adapta a las diferentes situaciones sociales que se producen en una cultura a lo largo del tiempo y en diferentes sociedades contemporáneas se pueden encontrar diferentes estructuras familiares
Si comparamos las familias provinientes de diferentes culturas con las que estamos conviviendo actualmente en España; en sociedades de tipo rural la estructura familiar continua siendo tradicional y de familia extensa, conviviendo en muchas ocasiones parientes y amigos formando todos ellos una unidad familiar, por otro lado tenemos la familia nuclear de los países europeos industrializados, con familias compuestas por los padres e hijos, con poco contacto con el resto de parientes y que distancian las relaciones entre sus miembros al ir creciendo los hijos. Ambos tipos de familia responden a dos tipos diferentes de sociedad, una en la que los recursos sociales son más limitados y son suplidos por la red de apoyo familiar y otra con gran cobertura y recursos en la que la necesidad de apoyo de la familia es menor y hay mayor independencia de sus miembros.
Y si, por otro lado, nos fijamos en la variedad de estructuras familiares que se dan en nuestra sociedad (familias monoparentales, parejas en segundas nupcias con hijos de matrimonios previos, parejas homosexuales, abuelos como principales cuidadores de los nietos...) podemos ver que son adaptaciones a una estructura socioeconómica y política muy diferente de la que había hace cincuenta años.
Lo que si es común a todas las familias son las funciones que realiza, es el primer contexto de desarrollo del niño y es la encargada de promover el conocimiento del mundo, presentando otros contextos sociales y experiencias que estimulen el desarrollo del bebé. Esto está relacionado con el desarrollo afectivo, ya que es muy importante la relación que se establece entre los hijos y los padres y que estos constituyan en sí mismo un estímulo del desarrollo presentando desafíos al niño y demostrando confianza en él y expectativas de éxito. (Vila y Bassedas 1994 en Lacasa 1997)
Esto así puede parecer sencillo, pero hay que tener en cuenta que la familia no es un ente aislado, si no que está inserto en un momento histórico y sociocultural que conlleva unas creencias y valores que impregnan las actividades familiares. La teoría ecológica de Bronfenbrener en la se presenta la familia como un microsistema de relaciones inserto en estructuras o sistemas más amplios, como el entorno próximo o el entorno social, que también influyen en ella y en relación con otros microsistemas de desarrollo, nos da una visión más rica de la complejidad de estímulos, ambientes, valores, actividades y situaciones que influyen en el desarrollo del niño más allá de la relación madre-hijo que teorías anteriores proponían. A demás el proceso de socialización familiar no es totalmente consciente y sistemático, ya que en las actividades que se proponen desde la familia se producen dos formas de transmisión de valores, uno más espontáneo a través de las actividades cotidianas que es la enculturación, y otro más sistemático y controlado, la socialización, que pretende desarrollar conductas socialmente valoradas en el niño. (Lacasa 1997) En el capítulo de Simon se pueden distinguir estos dos procesos, la enculturación que se produce mediante las charlas entre sus padres en el comedor, sin intención educativa y la socialización en la escuela.
Los diferentes contextos de desarrollo, a través de las prácticas y experiencias que en ellos se realizan, contribuyen al desarrollo cognitivo a través del cual nos acercamos al mundo, estas actividades también se organizan en base a un sistema concreto de valores que no tiene por qué coincidir en los diferentes contextos.
Entonces ¿con qué se queda el niño? de todos los modelos que se le proponen desde los diferentes contextos y experiencias, qué sistema de valores va a adoptar. Tenemos que recordar que el desarrollo es un proceso que no está detenido en el tiempo, y precisamente el tiempo y la interacción del niño con el mundo a través de los diferentes contextos, desatacando la escuela, posibilita su desarrollo cognitivo (Miras1990, Lacasa 1997). El pensamiento sobre su conducta y sobre las consecuencias de ésta va a influir en la propia conducta y motivación del niño.
Es un buen ejemplo de esto la situación que se presentaba en la película “Las mujeres de verdad tienen curvas”. La protagonista desarrolla su vida en dos contextos sociales diferentes, un barrio acomodado donde acude al instituto y el barrio donde vive que es de clase obrera. Además los valores tradicionales de su familia, que pertenece a una cultura minoritaria, están muy alejados de los que tiene la cultura mayoritaria del país. Precisamente al convivir con diferentes sistemas de valores los puede comparar y decidir cual es el que quiere para ella, tomar su propia decisión. También en la historia de Simon se ve que él decide adoptar para si mismo los valores que considera adecuados, aunque se adapte a las circunstancias y decida dar las gracias en la escuela, valor que no comparte.
La familia en una institución de socialización y como tal de perpetuación de tradiciones y cultura, pero el individuo es coactor de su mundo y a través del cambio individual promotor del cambio social, y creador de su propia vida. El abuelo de la protagonista, por la experiencia de los años, sabe esto y le trasmite a su nieta esta idea desde la relación afectiva que les une.
La teoría cognitivo social o psicosocial postula que en los procesos de aprendizaje hay factores externos e internos al individuo que influyen en la conducta, existe una determinación recíproca entre el ambiente, la conducta y los factores personales internos. La influencia reciproca de los tres factores no va a tener la misma importancia en todas las personas, ya que va a depender de la situación en que la conducta tenga lugar y de los procesos cognitivos internos, como la motivación, los sentimientos, interpretaciones de la realidad de cada individuo.
En la práctica cotidiana, al trabajar con familias que muchas veces están muy alejadas de los valores sociales o de los personales de uno mismo, es necesario hacer un esfuerzo y tener en cuenta todos estos factores y procesos que viven los niños, desde la familia, desde otros contextos y también desde ellos mismos, para poder comprender las situaciones, actitudes y comportamientos a los que nos enfrentamos. Una vez comprendido el reto está en la intervención, cómo hacer comprender y aceptar a las familias que sus valores o sus conductas no son las más adecuadas para la crianza de sus hijos; y más complicado aún que la intervención individual es plantearla de forma que incluya al resto de sistemas implicados en los procesos de desarrollo siendo efectiva. Bueno, un buen sitio por donde empezar puede ser la escuela.
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