La clase
Para empezar mi comentario me gustaría aclarar que no he podido ver la película desde otra posición que no fuera la de Educadora Social. No ha sido una cosa intencionada, quizá es porque veo reflejada una realidad que ha sido y es muy familiar a lo largo de mi experiencia profesional y quieras que no se te remueve algo por dentro, se despiertan sentimientos, pensamientos y situaciones que están ahí, latentes, esperando... y es que aunque en un futuro puede que llegue a ser orientadora lo que si es claro para mi es que no soy maestra y lo veo desde otro punto de vista, desde más afuera.
Lo que más recuerdo de la película es el ambiente de miedo y soledad que recorre toda la historia, el propio contexto físico del instituto es frío, duro, desangelado y muchos de los personajes de la película se encuentran igualmente solos.
La narración tienen como eje el instituto, la clase, los muros, como dijimos en el debate posterior, entre estos muros se encuentran atrapados, sujetos, retenidos una serie de individuos que no tienen más remedio que estar ahí, los profesores y los alumnos. Los primeros viven la experiencia como un mal necesario, un trago que hay que pasar, y aunque existe entre ellos una cierta camaradería, al fin y al cabo cada uno de ellos es consciente de que está solo frente a los alumnos; estos por su parte están obligados a permanecer un número de horas en un lugar al que sienten que no pertenecen, no es suyo, en el que no hacen nada que les aporte nada para su desarrollo personal en el momento en el que están, se están buscando a sí mismo, están construyendo su identidad, identidad de adultos, de trabajadores, de ciudadanos, de franceses, de hombres y mujeres... y entre unos y otros está el vacío de la distancia social, cultural, institucional, que los separa.
El profesor de lengua se preocupa por sus alumnos y es un referente para ellos, a algunos ya los conoce, otros son nuevos, intenta conocerlos, acercarse a ellos y que ellos se acerquen a su asignatura, a la cultura del conocimiento, pero falta la conexión con la realidad, con la realidad de sus alumnos, una vez más aparece la distancia entre lo académico y lo informal y las ideas preconcebidas sobre los alumnos y sobre los profesores, sobre lo que es una clase y lo que se hace dentro de ella. Las iniciativas del profesor chocan con la institución que tiene otros objetivos para sus alumnos, que no deja de ser un engranaje más del sistema en el que se encuentra, que está sustentada en la producción y en el rendimiento, con una idea subyacente de selección y por tanto de exclusión. Los alumnos que “sobran”, los que no pertenecen van pasando de un centro a otro, de una expulsión a otra, y esto es solo porque no pueden deshacerse de otro modo, se otro modo estarían, mucho antes aún, fuera del sistema. Y lo más preocupante es la autoexclusión que hacen los propios alumnos, y los profesores que también son víctimas del sistema y del agotamiento profesional de la situación que viven, y la soledad.
El respeto, la disciplina, la relación de profesores y alumnos, la percepción que las familias tienen de la institución y de sus propios hijos, de la educación, cómo se abordan los conflictos, cómo encaja cada profesional y cada alumno en el centro , o cómo se encaja cada uno en el papel que desarrolla, estos y otros son temas en los que también se podría profundizar viendo esta película, pero lo dejaremos para el otro lado de los muros.