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Némesis

Orientación de la Lectoescritura

Orientación de la Lectoescritura

El caso con el cual voy a realizar la actividad es un niño de 10 años que no sabe leer ni escribir. Aunque ha estado escolarizado desde los 6 años, su asistencia a clase ha sido muy infrecuente. Es el menor de tres hermanos, una chica de 14 y un chico de 19 años; vive con su hermana y con su madre que cambia frecuentemente de pareja, y por ello no tienen residencia fija y se trasladan con frecuencia de domicilio lo que dificulta la asistencia a clase del menor.

Cuando ingresa en la residencia infantil no muestra ninguna motivación positiva ni negativa hacia el aprendizaje de la lectura, aunque si se muestra contento con la posibilidad de poder asistir a clase con regularidad, estando bien integrado con maestros y compañeros en poco tiempo. En la residencia es un niño alegre y se relaciona bien con adultos e iguales, es muy activo y le gusta hacer cosas nuevas. Con su hermana, que también vive en la residencia, tiene buena relación y se apoyan mutuamente, aunque tiene momentos de tristeza y añoranza de su madre. El fin de semana permanece en el centro, teniendo únicamente visitas por parte de la madre, que en ocasiones no se producen por no poder localizar a la madre.

Como psicopedagoga daría los siguientes consejos:

Plantearía la intervención coordinada en dos niveles, escuela y residencia en la que vive el niño que son los ámbitos principales en los que se desarrolla el menor. No contaría con la colaboración de la familia pues está ausente y no muestra preocupación por los aprendizajes escolares en general.

Es muy importante en este caso cuidar la autoestima del menor, pues se encuentra en una situación personal muy difícil que afecta a su autoconcepto y a su estado anímico en general. Hay que intentar que experimente éxito en las actividades que se desarrollen con él para mantener su autoestima alta y para motivarle positivamente hacia este aprendizaje, crear un clima agradable y acogedor, presentando la lectura y la escritura como actividades positivas y no como una obligación o un castigo puede facilitar una aproximación positiva a ellas.

Es necesario partir de los conocimientos e intereses del niño, pues con 10 años ya tiene una experiencia importante sobre la vida y sobre la lectura y la escritura en contextos naturales, tiene un buen dominio y conocimiento del lenguaje oral y conoce algunas letras, es importante conocer el nivel en el que está para comenzar a trabajar desde aquí. La lectura y la escritura pueden trabajarse de forma simultánea.

El niño tiene que saber por qué se hacen determinadas cosas, con qué objetivo y resultado que pueden conseguir para que pueda valorar lo que ha conseguido y el proceso que ha seguido, desarrollando así la metacognición.

Trabajar la memoria visoespacial y el reconocimiento de letras, por ejemplo en los nombre de los compañeros, en carteles de los anuncios de la calle, mirando un escaparate e intentando recordar, sin mirar, todo lo que hay o dónde se encuentran algunas cosas (también se puede hacer con láminas de dibujos o con las ilustraciones de los libros), buscado a “Wally”o con el juego del memory (buscar parejas con cartas boca abajo sobre la mesa)

Jugar a crear palabras partiendo de letras o de sílabas y descomponer palabras en sílabas, puede servir tanto para familiarizarse con las letras como para iniciarse en la lectura.

Trabajar con las letras y los sonidos para desarrollar la conciencia fonológica, por ejemplo empezar a trabajar con las letras de palabras que ya conoce, como las de su nombre, o de nombres que sean significativos para él. También hay juegos como el ahorcado (adivinar una palabra conociendo el número de letras), las palabras encadenadas (una persona dice una palabra y el siguiente dice otra que empiece por la última sílaba de la anterior) o el veo veo (una persona piensa un nombre de una cosa, animal, persona... y dice la letra por la que empieza par que los demás la adivinen) o mediante rimas o poesías.

Reconocer las grafías de las letras por su sonido, nombrar una letra por su sonido y que el niño busque su grafía, por ejemplo reconocer qué letra de las de un cuadro tiene el sonido fffffffff y qué palabras conoce con ese sonido.

Leer con el niño y leerle en voz alta, permitiendo que vea el libro, por ejemplo antes de acostarse. Después se puede comentar la historia con él, qué le ha gustado, cómo podríamos cambiar el final, sobre qué inventaría él una historia... para trabajar también la comprensión lectora.

Inventar historias a partir de un dibujo, de dos o tres palabras, o de una situación cotidiana. También se puede hacer en grupo, una persona empieza la historia y el resto, por orden, la van continuando.

Deletrear palabras, nombres o encontrar una letra en un nombre, en un cartel de la calle...

Usando el ordenador para buscar cosas de su interés o para que juegue podemos motivarle y reforzarle en sus aprendizajes

Implicarle en momentos cotidianos en los que se use la escritura, apuntar una nota para alguien, buscar una información en una guía o en internet...

Comenzar a escribir las historias que se inventa, hacer un diálogo para representar un cuento con los compañeros, escribir chistes o dedicatorias, el horario del cole... con nuestra ayuda.

Hacer de secretario en la asamblea y tomar nota de los acuerdos a los que se llegue o ser el ayudante del que escribe, recordándole lo que tiene que escribir o alternándose entre dos personas.

Jugar a juegos con palabras escritas, como el ahorcado, o al de escribir varias cosas, países, animales, comidas... que empiecen por una letra...

Destacar la utilidad y funcionalidad de la escritura en la vida cotidiana, para comunicarse con los demás como con uno mismo. Se le puede proponer escribir una carta a su madre contándole las cosas que hace, lo que ha aprendido o lo que siente para dársela cuando venga a verle.

Muchas de estas actividades pueden realizarse tanto en la escuela como en el hogar, lo importante es que ambas instituciones estén coordinadas para conocer el nivel y el progreso del niño y seguir un mismo ritmo y una metodología parecida, aunque en el colegio el aprendizaje se dará en un entrono más formal y de forma más explícita es importante que desde la residencia se refuerce este aprendizaje, para ello hay que saber que letras, actividades, estrategias...se están usando para trabajar en la misma línea.

Hay que tener en cuenta que cada persona tiene una forma de aprender y lo hace a un ritmo diferente, por ello hay que animar y valorar al niño teniendo en cuenta su progreso y su esfuerzo, sin compararle con otros niños.

1 comentario

Ana Belén -

Según lo planteas parece que la dificultad está en la adquisición del código escrito, ¿es así? ¿no conoce ninguna letra?
Una buena idea que apuntas en las actividades pero no sé si eres muy consciente, es trabajar la adquisición del código y actividades de comprensión lectora y comunicación a través del lenguaje escrito. Son dos aspectos muy importantes que debemos tener en cuenta para no quedarnos sólo en uno de ellos.