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Aprendizaje de la lectoescritura

Aprendizaje de la lectoescritura El lenguaje se considera una de las condiciones más importantes, ya que permite que el ser humano evolucione; por lo tanto, el hablar de un modo claro y comprensible, constituye un requisito fundamental para la vida. El no contar con esta posibilidad para comunicarse con los semejantes, puede limitar muchos aspectos de la cotidianeidad.

Vigotsky fue de los primeros en destacar el papel fundametnal del lenguaje para la formación de los procesos mentales, el habla tiene dos funcioes: la comunicación externa con los demás y la manipulación interna de los pensamientos de la persona con sigo misma. Bruner presupone que la actividad mental está interrelacinada conel contexto social, dándose una íntima relación entre los procesos mentales y la influencia del contexto sociocultural en que estos se desarrollam.

Cuando el nivel de desarrollo del habla queda por debajo del de otros niños de la misma edad, los niños encuentran obstáculos en sus relaciones sociales. Esto afecta la adaptación social, su proceso de lectura – escritura y tiene efectos perjudiciales sobre los conceptos que tienen de sí mismos.

La alfabetización se encuentra estrechamente relacionada con el uso que los niños hacen del lenguaje en el hogar y en la comunidad en general. Sus habilidades lingüísticas se desarrollan rápidamente desde el segundo año de vida por medio de la interacción que el adulto realiza con el infante con intención educativa. Una buena alfabetización requiere que los niños sean conscientes, de modo explícito, del empleo que hacen de su propia lengua y del lenguaje en general, para de esta manera adquirir conocimiento metacognitivo sobre el lenguaje o conciencia metalingüística, que es la clave para la transición infantil a la lectura y la escritura.

Los seres humanos somos capaces de vocalizar gran variedad de sonidos que conforman las palabras, estos sonidos se denominan fonos. De los sonidos posibles, los hablantes y oyentes de una lengua sólo perciben como significativos un subconjunto muy pequeño: los fonemas. Cada fonema constituye un tipo de categoría perceptiva que trasmite significado. Cada lengua del mundo tiene su propio conjunto de fonemas.

Reconocer que los fonemas son sonidos del habla individuales y aislables y ser capaces de manipularlos es una de las capacidades metalingüísticas, la conciencia fonémica. Es a partir de los seis años de edad cuando los niños demuestran cierto grado de conciencia fonémica.

Aprender a leer requiere conectar esa comprensión metalingüística sobre el lenguaje oral con los símbolos escritos: las letras, las palabras y las frases. Dicha conexión implica adquirir la comprensión del principio alfabético, saber que las letras escritas y las combinaciones de letras representan fonemas.

Si el conocimiento de los sonidos de una lengua es vital para aprender a leer y escribir, también lo es el conocimiento metalingüístico de la morfología, que requiere que los niños dividan las palabras en sílabas y en otros elementos significativos para comprenderlas y escribirlas.

Las palabras están organizadas en unidades mayores, como las locuciones, las oraciones subordinadas y las oraciones principales. La regularidad sintáctica aparece muy pronto en el habla infantil, incluso antes que la morfología, pero la capacidad para reflexionar sobre la estructura interna de las frases y de manipularla no se desarrolla hasta la niñez media.

El nivel superior de la estructura del lenguaje es el discurso. En la lectura y escritura la comprensión y la construcción del significado semántico dependen de la capacidad de los lectores para unir los elementos del discurso. Para ellos deben reconocer, al menos de manera implícita, la estructura de la historia y el texto.

Requisitos congnitivoas para el aprendizaje de la lectura.

En la lectura, el conocimiento previo dirige la atención, orienta la interpretación y posibilita la comprensión. Cuando un niño lee, interpreta las palabras y los hechos a partir de lo que sabe. Leer es un proceso constructivo dirigido a comprender, y aunque resulta innegable que los lectores principiantes necesitan habilidades de descodificación, como la identificación de los sonidos, las letras y las palabras, tales habilidades no constituyen la lectura en si mismas.

Para que la lectura tenga significado, se necesitan tanto los procesos de la memoria de trabajo como los de la memoria a largo plazo. Construir el significado depende de la interacción de ambos. La información nueva debe mantenerse viva en la memoria de trabajo, mientras se saca de la memoria a largo plazo la información que se ha obtenido previamente.

Leer exige atención a los elementos relevantes del texto, controlar los movimientos oculares, centrarse en palabras específicas.

Aspectos importantes en la instrucción inicial de la lectura.

Aunque adquirir habilidades de descodificación es esencial para aprender a leer hay que relacionar la descodificación con el propósito de la lectura que es crear significado, debemos recordad las razones básicas de la alfabetización que son: aprender, comunicarse y disfrutar, por lo tanto, debemos enfocar la lectura como una actividad significativa.

La alfabetización crítica es la capacidad de leer, escribir, escuchar y hablar con eficacia. Constituye una meta mejor para la instrucción que aprender a leer. Esto se consigue haciendo que los niños utilicen sus habilidades lingüísticas en el desarrollo de tareas significativas y ayudando a los alumnos a desarrollar su competencia lingüística y cognitiva global.

Es muy importante el ayudar a los jóvenes lectores a descodificar de manera automática. La descodificación se puede practicar de muchas maneras. Una de las cuales des la lectura significativa orientada, en la que el profesor dirige la atención del alumno a las características relevantes gráficas y fonémicas de las palabras. Resulta muy útil volver a leer pasajes para mejorar la fluidez y conseguir automatismos.

Si la lectura no se relaciona con la experiencia infantil se convierte en un ejercicio sin sentido, de decir palabras. La lectura que propongamos a nuestros alumnos, debe ser adecuada a su experiencia, a su contexto, a sus necesidades y gustos. El profesor puede desarrollar su conciencia metalingüística dirigiendo su atención a las diversas dimensiones del lenguaje.

Es importante recordar que unos niños aprenden antes y otros después, y el profesor debe tenerlo en cuenta, no hay que desesperarse, porque cada alumno tiene su ritmo. Además dicen que Infantil no es la mejor etapa para comenzar a enseñar a leer. La edad óptima es en torno a los siete años, pero le presión social va en detrimento de esta realidad. A unos padres les interesa que su hijo aprenda a leer con cinco años, en vez de con siete, aunque en vez de tardar todo un curso escolar lo conseguiría en tres meses, pero a veces la sociedad quiere ver resultados aunque no sea el mejor momento para cosecharlos.

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